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  • Las primeras horas con tu bebé tras el parto

    Cuando nos preparamos para la llegada de nuestro bebé, hacemos algún curso de preparación al parto, de los que ofrece el ambulatorio, e igual leemos algún libro y algún que otro post en Instagram sobre el parto. En el mejor de los casos nos hemos informado lo suficiente como para saber qué es un plan de parto y hemos elaborado el nuestro.

    Pero en la mayoría de los casos, nos quedamos ahí: en la preparación al parto, ese evento que tanta incertidumbre, inseguridad y hasta miedo nos provoca. Lo que pasa es que el parto dura unas horas y se pasó. Pero en el momento en el que sale nuestro bebé empieza lo que llamamos el pos-parto. El posparto es el gran olvidado en la preparación de la maternidad, raras veces obtenemos información veraz, actualizada sobre él, ni tampoco se nos ocurre investigar. Y lo cierto es, que es un momento de la crianza, de la vida de nuestro bebé y de nuestra vida como madre, fundamental. Y dura mucho más que un parto, que un embarazo incluso.
    El posparto empieza en el momento que acaba el parto y puede durar bastante más que un año. SI!! Nos hablan de «la cuarentena», pero la recuperación del cuerpo de la mujer tras un embarazo y un parto dura mucho más que eso. A nivel hormonal y emocional, ni te cuento.
    ¿Por qué, entonces, no nos preparamos para esa época vital tan clave? ¿Por qué nadie nos cuenta qué esperar? Muchas, muchas mujeres reciben un golpe de realidad una vez que tienen a su bebé en brazos: Y esto de la lactancia, ¿Cómo funciona? Y ¿por qué mi bebé llora todo el rato? ¿Por qué no duerme del tirón? ¿Por qué no quiere estar en la cuna, ni en el carro?
    De repente se desmontan todas las falsas expectativas y se mezcla con un cocktail hormonal que nos hace muy sensibles emocionalmente, con mucha falta de sueño, quizás dolor físico en la recuperación del parto, dolor en la lactancia. Una pareja que no sabe cómo ayudar, una suegra que todo lo sabe y una vecina que quiere besar al bebé todo el rato.

    El posparto empieza en las primeras horas con tu bebé tras el parto y dura años. ¡Hablemos de él entonces, pongámosle nombre al asunto! 🙂

    En la mayoría de los hospitales los protocoles ya respetan la llamada «hora sagrada» que recomienda, entre muchos otros expertos, la OMS: «La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los recién nacidos -que no requieren cuidados especiales- deben entrar en contacto inmediato, piel con piel con sus madres durante la primera hora después del nacimiento.»
    Eso quiere decir, que según sale el bebé del canal del parto (o en algunos hospitales incluso en nacimientos por cesárea) se coloca el bebe en la tripa de la madre, a la altura de su pecho. No se manipula al bebé, no se le coloca gorros, ropa, o toallas. El bebé está en contacto piel con piel con la única persona a la que conoce y reconoce por su olor, su ritmo cardiaco y su voz: su madre. Desde ahí se despierta un instinto en el bebé que le hace reptar, empujarse con su piernas en la tripa de su madre para buscar el pezón y mamar. Aunque su visión es muy limitada, le guía su olfato muy desarrollado, ya que el calostro, que las mamas de la madre llevan produciendo desde la 12. semana de gestación aproximadamente, tiene el mismo olor que el líquido amniótico. Además, durante el embarazo el color de la areola y del pezón de la madre se ha ido oscureciendo para dar más contraste y sea más fácil de distinguir para el recién nacido.
    El bebé repta, cabecea en búsqueda del pezón. Estas suaves patadas en la tripa de la madre sirven como masaje del útero y facilita el alumbramiento de la placenta, ya que durante todo este rato, el cordón umbilical sigue uniendo madre y bebé. La madre puede poner sus brazos como guías y para evitar que su bebé se caiga, pero el bebé tiene total libertad de movimiento.
    Así se respeta el desarrollo de su instinto de supervivencia y una vez que consigue encontrar el pezón, el bebé realiza un agarre espontáneo, generalmente ideal, lo cual se grabará en su cerebro como patrón de los siguiente agarres en su lactancia.

    Es un proceso precioso, perfecto, dónde cada detalle tiene su razón de ser, tal como lo prevé la naturaleza.
    Te dejo aquí un enlace para que lo puedas ver en vídeo:
    https://www.instagram.com/reel/C4vmBRatL5S/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==

    A veces este momento, la hora sagrada, no es posible, por circunstancias que requieren intervención médica en la madre o en el bebé. Si el bebé está bien, lo ideal es realizar el momento piel con piel con el otro progenitor. Se puede provocar la misma situación del bebé sobre el pecho de su madre, dejándole buscar el pezón y realizar un agarre espontáneo, más adelante, cuando la madre esté en condiciones.


    Pero incluso si la madre necesita algún tipo de intervención, hay hospitales que permiten que el bebé esté con ella durante el proceso y pueda hacer el agarre espontáneo.
    En mis dos pospartos inmediatos, yo he tenido circunstancias en las que me han tenido que intervenir: el primer parto fue por cesárea y el hospital no permitió el piel con piel conmigo, pero sí lo hizo el padre con mi hija. En el segundo parto, que fue no medicalizado y vaginal, tuve una hemorragia, y mientras se me realizaba todo tipo de intervenciones, mi hija estuvo conmigo, reptando, buscando mi pecho todo el rato (esto fue en otro hospital, conocido por su protocolo respetuoso).

    Una vez pasadas las primeras dos horas, se suele pasar a la madre y al bebé a una habitación. Para ambos la intimidad, el ambiente tranquilo siguen siendo muy importantes para poder conocerse, recuperarse del parto y para iniciar la lactancia materna.

    Los abuelos se morirán de ganas por conocer a su nieto en ese momento, pero las visitas en el hospital no son buena idea. El posparto inmediato es un momento de mucha vulnerabilidad tanto para la madre como para el bebé. Hay cansancio, quizás dolor, todo es nuevo. Y sobre todo, hay un amor tan grande, que no permite que haya hueco para nada más que para ellos: mamá, bebé y papá (o mamá). Aclarad antes del parto que no queréis visitas en el hospital, ni durante los primeros días en casa. Y aunque no todos los familiares ni amigos estarán de acuerdo con esa decisión, por respeto y amor se aguantarán las ganas hasta que estéis listos para «abrir el nido» y recibir visitas (cortas!).
    A veces los padres (progenitores no gestantes) me preguntan cuál es su papel en el posparto, qué pueden hacer ellos. Pues gestionar la demanda de visitas, discutir con madre, suegra y vecina para que la madre no tenga que sentir ni culpa ni compromisos, es una de las principales tareas al principio. No vais a creer la importancia que tiene esto! Igual mirando hacia atrás me daréis la razón :-).

    De todo esto y más cosas hablaremos con más detalle en mi próximo taller que realizo con mi compañera Erditu Maternidad.
    ¡Pásate por la información de mis talleres actuales aquí en la web para saber más y apúntate ya! Obtendrás una preparación al parto y posparto completísima!

  • Bienvenida!

    ¡Hola y bienvenida aquí! Me hace mucha ilusión que te hayas pasado a este pequeño rincón del internet para compartir conmigo este viaje de la maternidad y todo lo que viene con ella.

    Soy Linda, tengo 39 años, soy alemana y vivo en Bizkaia. Soy madre de dos niñas, mi hija mayor nació en 2015 y la pequeña en 2019.
    Hasta entonces yo había sido una mujer joven “ejemplar”, con sus buenos estudios, experiencias en el extranjero, su carrera universitaria y su trabajo con buen sueldo, mi pareja, mis viajes, mi independencia económica.

    Pero llegó mi hija mayor y lo puso todo del revés. Todas mis creencias se vinieron abajo. Y aunque intenté agarrarme a mi vida de “antes”, pronto me di cuenta de que esa vida y las personas que estaban en ella no estaban preparadas para valorarme con mi nueva realidad: ¡soy madre! Así que, empecé a cuestionarme muchas cosas. Cuando la conciliación llegó a ser un esfuerzo demasiado grande que no estaba dispuesta a hacer, ya que no me merecía la pena, dejé mi trabajo y me formé en crianza. Aprendí muchas cosas de libros, cursos y formaciones, pero de quién más aprendí fue de mi hija.

    Cuando me quedé embarazada de mi segunda hija, nuestras circunstancias personales habían cambiado drásticamente. Decidimos mudarnos a Bizkaia, la tierra de nacimiento de mi marido, donde teníamos familia y donde yo he encontrado un paisaje que tanto echaba de menos desde que me fui de Alemania hace 14 años.


    A este segundo embarazo llegué con la experiencia traumática del primero y del primer parto. También llegué con todos los aprendizajes y con toda la información que no tenía la primera vez. Así que, esta vez sabía lo que quería y sabía dónde buscar la información y el apoyo que necesitaba. Sabía que quería un embarazo llevado por una matrona (en vez de un ginecólogo en una clínica privada durante el primer embarazo), sabía que quería una doula para acompañarme, y sabía que quería un parto respetado, en el mejor de los casos en casa. En definitiva, llegué a esta segunda experiencia vital con el poder y los recursos para tomar decisiones empoderadas. En un embarazo y un parto, no todo sale como planificamos, ni como deseamos, pero podemos preparar ciertos escenarios, un plan B y C y D, vamos. Y cuando conseguimos hacer eso, la vivencia del parto será mucho más positiva, que si lo dejamos todo en las manos de quienes nos acompañan y nos dictan las pautas. Tuve mucha suerte con mi segundo parto, aunque no todo saliera como yo deseaba, fue un parto muy respetado y la experiencia sanó el trauma del primero.

    Mi posparto fue complicado y seguí contando con el apoyo de mi doula, que también fue mi asesora de lactancia. Y conté con el sostén de mi marido y amigas. Nos pilló la pandemia, que en nuestro caso particular, fue una bendición dentro de la desgracia (los dos sin trabajo, la mayor aún no en edad escolar, y con un bebé de 4 meses). Estuvimos 2 meses, las 24 horas en familia, sin agendas, sin prisas, sin tener que ir a ninguna parte. Mi bebé vivió una exterogestación de libro 😊.

    Pero cuando se reanudaron las actividades, yo supe que quería acompañar a otras mujeres en su momento vital más decisivo, el proceso de convertirse en madre. Quería darles lo que yo había recibido en mi segundo embarazo, parto y posparto. Decidí formarme como Doula y Asesora de lactancia en Centro Maya, Bilbao. Fue una experiencia única. Y me dio las herramientas para ayudar a las madres a vivir consciente y libremente su embarazo, su lactancia, su maternidad y su crianza.

    Al mismo tiempo que creció en mi el deseo de acompañar a madres, tomamos decisiones en nuestra vida familiar hacia una vida más lenta, más consciente y, sobre todo, más sostenible y conectada con la naturaleza. Cambiar nuestros hábitos, para ser más sostenibles como familia en nuestro día a día y educar a nuestras hijas en el respeto hacia los animales y el medio ambiente, un bien común que hay que conservar por el bien de todos.
    Y también fuimos tomando consciencia de los tóxicos en nuestras vidas. Tóxicos que están por todas partes y que hay que evitar conscientemente, porque la corriente de la sociedad normaliza la exposición a ellos a diario.

    Y así es como nació linda lactancia y maternidad, donde divulgo y acompaño la crianza consciente. Para mí la crianza consciente es una forma de vida. Y si ponemos foco y consciencia en el comienzo de la vida, acompañando e informando a las madres, esa forma de vida se puede dar, en la infancia y en adelante.

    Te invito a que eches un vistazo a mis servicios y que sigas leyendo en el blog, seguro que encuentras respuestas a tus dudas e información interesante para tu viaje de la maternidad.

    ¡Un abrazo, gracias por estar!

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